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¿Por qué me convertí en un Asesor Inmobiliario?

Asesor Inmobiliario Ralban Bienes Raíces

Fue una inspiración de Kung Panda 3 (apoyado por Robert Kiyosaki).

Comenzaré diciendo que no fue la decisión más sencilla (pero sí la más acertada, y la más valiente que he tomado), siendo empleado por 20 años, me encontraba en ese entonces “cómodo” en un trabajo donde explotaba toda la creatividad, vivía “feliz” en una zona de confort, pero con una venda bien puesta frente a la realidad y las demás oportunidades. Un día, «mi queso se fue poniendo mohoso» (metáfora del libro “Quién se ha llevado mi queso” de Spencer Johnson), el clima laboral de la empresa donde trabajaba se fue tornando tenso y finalmente quedé atrapado entre la frustración y el miedo.

Por aquellos días, afectado en salud y espíritu, pasé varios meses arrastrándome como un zombie, con 50 libras de peso menos, esperando que “llegara un momento mejor”, pero eso no sucedió… Porque “así no funcionan las cosas”, en su lugar tomé acción y fui a la búsqueda de la oportunidad, por supuesto que me moví con fe, lo que pedí con toda intensidad fue iluminación, fortaleza y mucha sabiduría, SOBRE TODO. Comprendí que el primer paso a toda transformación en la vida inicia con un pensamiento para plantar en la mente la semilla de “algo mejor”, como dicen por allí (citando a Wayne Dyer): «Cambié la forma en que miraba las cosas, y las cosas que miré cambiaron».

De repente, toda una revolución se vino a mi mente, aprendí también el significado de elevar mis estándares. Todavía no recuerdo cómo llegó toda esta inspiración, fue una “Dio-cidencia” (Dios + Coincidencia), de eso estoy seguro, terminé convenciéndome de esto meses después al unir los puntos hacia atrás (Steve Jobs: «No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante, solo puedes hacerlo mirando hacia atrás»). Y para rematar, entre tantos mensajes que se me presentaban, aparece este mientras veía una película infantil con mis hijos:

«Si solo haces lo que ya sabes hacer, no vas a llegar a ser más de lo que eres hoy.»

Encontré inspiración en aquellas palabras que le pronunciaba el maestro Maestro Shifu, personaje interpretado por el actor Dustin Hoffman, a su noble estudiante Po, el oso Panda. Increíble cómo una frase te puede abrir las puertas a una vida nueva.

“Padre Rico, Padre Pobre” de Robert Kiyosaki.

Espero comprenda el lector que ha llegado hasta aquí, la fascinación que ocasiona el volverse un emprendedor. He querido resumir en unos pocos párrafos la increíble y gran experiencia que he podido vivir a lo largo de un par de años.  Ya desde otra trinchera, resulta fácil asimilar que los cambios más trascendentales que han realizado las personas exitosas son aprender a tomar riesgos, salir de su zona de confort, aprender a vivir en la incertidumbre y operar de manera sistemática a pesar de ella. Y por sobre todo eso: Tener como objetivo «ser estudiante de por vida”, para aprender todo lo que se necesita para convertirnos en una mejor versión de nosotros.

En su libro, Robert Kiyosaki expone las diferentes razones que nos llevan a cambiar nuestro sistema de creencias para volvernos independientes, para “dejar la carrera de la rata” y trabajar por nuestros propios objetivos, con educación financiera, por supuesto, siempre. Se me hizo grato saber que todo se podría lograr siempre y cuando estemos conscientes que: «La mente es el activo más poderoso que tenemos los seres humanos. Por ende, invierte en tu mente y estarás haciendo el negocio más grande de tu vida…»

Los comienzos de una empresa familiar.

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Ralban es una inspiración, un conjunto de oportunidades, “una barca”. En aquellos días plantee la necesidad de unir los esfuerzos de mi familia, por un lado, mi papá llevaba ya 20 años atendiendo al sector financiero con la promoción y venta de activos extraordinarios de Instituciones Bancarias, por lo que ya contábamos con una buena base de inmuebles para comercializar, también con la experiencia y la confianza de una cartera de clientes que había crecido con el tiempo. Con una cantidad igual o mayor de años, contábamos así mismo con la especialización de mi tío en el área de la construcción y remodelación de propiedades.

Para agregarle “un par de patas más a la mesa”, mi hermana que es comunicadora y yo, publicista, completamos la ecuación y nos ponemos a la marcha por crear una agencia inmobiliaria que parte de la experiencia profesional de sus miembros, pero sobre todo de ofrecer nuestro servicio sobre la base de los principios de la familia: conexión con el cliente (dígase en muchas ocasiones “amistad”), honestidad, hacer siempre lo correcto, ser flexibles, comprender y ayudar a nuestros clientes, entre otros importantes.

Iniciar un negocio propio no es una tarea fácil, ni rápida, la curva de aprendizaje varía de acuerdo al sector al que uno quiere prestar sus servicios. Sin embargo, juntos hemos podido aportar el conocimiento y la habilidad suficiente como para que el proceso se vuelva cada vez más placentero. Además, lo más importante de este esfuerzo es descubrir “en quienes nos estamos convirtiendo” con el paso del tiempo.

Trabajando con la familia, para la familia y los amigos.

Debido a que dejé de vender mi «tiempo» y comencé a trabajar por «resultados», pude experimentar los frutos de la libertad, con ella conseguí estar más cerca de mi familia, estar presente en la vida de mis hijos, apoyarlos con las tareas y las clases virtuales, ayudar con las tareas domésticas, etc. Todo esto teniendo siempre la claridad de que debo integrar mi vida laboral a mi vida familiar. Este otro de los grandes beneficios que descubrí de volverme emprendedor. Resulta reconfortante para un padre de familia poder estar resolviendo las situaciones del día a día con su trabajo mientras se aparta un tiempo a la hora de la comida o en la tarde para compartir con los que uno ama.

Yo no puedo expresarlo de otra manera, mi trabajo se volvió una bendición, y es que además de apoyar a muchas familias, a los propietarios y a los buenos amigos que nos confían el trabajo de buscarles una inversión o la casa que tanto anhelan, también puedo compartir algunas horas de mi día con mis hijos, atenderlos y jugar con ellos, verlos crecer y apreciar que todo está en sintonía con mis prioridades y mis valores. Nunca me sentí a gusto en el sector empresarial, en algunas ocasiones me intoxicaba, en cambio ahora creo que por fin estoy haciendo algo que dejará una huella en los demás.

«A veces se gana, a veces se aprende.»

Asesor Inmobiliario Ralban Bienes Raíces

Con estas palabras del prolífico autor John C. Maxwell, mi nuevo enfoque laboral me llevó a explorar otras oportunidades, con énfasis en el mercado inmobiliario, fue satisfactorio descubrir que trabajar en Bienes Raíces no se trata únicamente de convertirse en un «corredor», no es sólo dedicarse a “vender o alquilar propiedades”, es prioritario conocer las otras caras de la inversión inmobiliaria, teniendo siempre presente el deseo de servir a nuestros clientes como se lo merecen.

Pero tampoco ha sido fácil y he cometido muchos errores por la falta de experiencia o conocimiento en este vasto universo que representa el Real Estate. Por ello, me puse desde un principio como meta el aprender y volverme un referente en mi campo, para ello me convertí en un eterno estudiante para adquirir la mayoría de los conocimientos que necesito para conseguirlo. Comencé tomándome un año para estudiar el mercado, inicié de inmediato buscando la valiosa contribución de los Coaches inmobiliarios: Carlos Pérez, Carlos Devis, Emil Montas, entre otros. También, cree en mí el hábito de la lectura diaria, para disfrutar de la riqueza de los contenidos que aportan autores como Robert Kiyosaki, Bryan Tracy, Tony Robbins, Napoleon Hill, Stephen R. Covey, Dale Carnegie, Joe Girard, Daniel Goleman, entre otros.

Mientras me dedicaba a la comercialización, tuve la oportunidad de captar en mi cartera de clientes a muchos inversionistas salvadoreños a quienes además de apoyarles con nuestra gestión, tuve la buena fortuna de escucharlos y recibir “consejos gratis” acerca de muchos temas que yo desconocía y que son un aporte valioso para mi desempeño. Por otro lado, he podido ampliar mis conocimientos específicos sobre algunos temas importantes para sector al relacionarme con abogados, contadores, ejecutivos de bancos y financieras, valuadores, arquitectos, constructores, administradores de condominios, etc. Una confirmación de que «aquello en lo que te enfocas se expande».

Y cuando no estamos formándonos, sirviendo a nuestros clientes o relacionándonos con otras personas de las que también aprendemos, continuamos preguntándonos: ¿Qué más podemos hacer para aportar más y mejor valor a nuestro mercado? En fin, buscando respuestas todos los días para que no se detenga el crecimiento y la maduración de nuestro Proyecto Ralban.

Rosemberg Albanez Hijo.

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